El artículo El juego
dramático en la educación primaria
de la autora Isabel Tejerina Lobo expone en primer lugar en el apartado de
introducción, que se ha de distinguir el teatro de la expresión dramática, la
cual ha tardado veinte años en aceptarse
oficialmente. Esto conlleva un cambio de mentalidad, ya que su puesta en
práctica correctamente será posible si se reconoce la eficacia del juego en el aula y el docente está debidamente
formado a nivel teórico, metodológico y
educacional.
En segundo lugar, la escritora comenta que la terminología se debe a la convergencia de las prácticas anglosajonas y francófonas creando en España el concepto de “creatividad dramática”. Señala que hay que tener en cuenta la variedad y ambigüedad léxica y enfocar el término como un juego expresivo y comunicativo.
A continuación, habla de los conceptos y fines del juego dramático. Comenta que es una técnica pedagógica inaugurada en los años 30 por Leon Chancerel y que ésta ha participado en los movimientos de renovación de la escuela.
Isabel comenta que la
dramatización no va sola sino que, es la preparación previa al teatro, pero
existen múltiples concepciones enfrentadas que se tienen entorno a esta
práctica: algunos centran la atención en las dotes artísticas y en la formación
actoral del alumno y otros, en el desarrollo personal y en la satisfacción de
las necesidades expresivas.
La autora está alejada de la concepción teatral y defiende
que van a formar parte del mismo proceso de descubrimiento que el juego
dramático marca, las actividades que se van a llevar a cabo en el aula y la
agrupación de recursos y prácticas convergentes como son la expresión corporal
y expresión lingüística. Esta acción se refleja mediante el lenguaje corporal o
verbal y los jugadores pueden actuar de modo directo o con elementos
simbólicos.
La autora nos hace ver que con esta práctica educativa e
integradora el niño mejora sus relaciones personales ya que descubre múltiples
posibilidades expresivas y manifestaciones comunicativas que recrean la
realidad, amplían su mundología,
despiertan su felicidad y definen su personalidad.
Isabel concluye el artículo remarcando que la dramatización
te permite el desarrollo individual y colectivo donde no hay escenario ni
espectadores. Además de que la dramatización busca la satisfacción en la
actividad misma y en la calidad del proceso mediante el juego y la
participación física y emocional del niño.
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