Desde el
punto de vista educativo, el género de las novelas históricas representa un
verdadero reto, ya que existen diversos problemas a la hora de introducirlas en
la educación. Estas novelas se caracterizan por combinar la documentación histórica
y la fantasía que plasmaban en estos relatos.
Los docentes
tenemos que tener en cuenta diversos aspectos, pero sobretodo los hechos que se
narran podría o no ser del todo verídicos, ya que no tenemos suficiente
experiencia en las épocas en las que se narran estas novelas.
Existen tres
tipos de novelas históricas, la primera se basa en hechos vivenciales, donde el
autor nos narra subjetivamente acciones que han acontecido en una época
determinada, ayudando a posicionar el lector con el autor. Otro tipo de novela
es la que nos narran la vida de personajes históricos famosos, y el último en
la que destaca la creación de personajes de ficción que se rigen con cierta
rigurosidad a la época en la que se encuentran. Todos estos grupos se
caracterizan principalmente por acercarnos a todos los aspectos de la vida
cotidiana de la época histórica.
Hablando de
literatura infantil y juvenil, lo que más les gusta de las novelas históricas
sobretodo es que son obras con aventuras peligrosas, personajes con mucho valor
y siempre tienen un final feliz, pero según estudios psicológicos los niños no suelen
atender los hechos históricos que se narran en todas estas novelas, por lo que el
valor pedagógico de las mismas disminuye enormemente.
Centrándonos
en la que tradición de la novela histórica en el España, solo podemos destacar
escasas novelas de Jaime García Padrino. La Guerra Civil fue la época para exaltar
dicho género, ya que se utilizaba para influir en los pensamientos de los niños
siempre mediante ideas políticas o religiosas.
En otros países
europeos la producción fue mucho mayor, estas obras estaban basadas
principalmente en temas de castillos y caballerías, aunque también aparece el
problema de los hechos verídicos o no. Aunque estas obras se dirigen a niños de
10 y 12 años ofrecen muchos materiales interesantes para edades más adultas
provocando que se centren en elementos fantásticos que no por hechos históricos
documentados.
Por tanto,
es necesario revisar la permisividad que en épocas anteriores se ha concedido y
centrarnos sobre todo en valores pedagógicos interesantes para el alumno.
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