domingo, 29 de septiembre de 2013

LA EDAD MEDIA EN LIJ. Ana Garralón



Desde el punto de vista educativo, el género de las novelas históricas representa un verdadero reto, ya que existen diversos problemas a la hora de introducirlas en la educación. Estas novelas se caracterizan por combinar la documentación histórica y la fantasía que plasmaban en estos relatos.

Los docentes tenemos que tener en cuenta diversos aspectos, pero sobretodo los hechos que se narran podría o no ser del todo verídicos, ya que no tenemos suficiente experiencia en las épocas en las que se narran estas novelas.

Existen tres tipos de novelas históricas, la primera se basa en hechos vivenciales, donde el autor nos narra subjetivamente acciones que han acontecido en una época determinada, ayudando a posicionar el lector con el autor. Otro tipo de novela es la que nos narran la vida de personajes históricos famosos, y el último en la que destaca la creación de personajes de ficción que se rigen con cierta rigurosidad a la época en la que se encuentran. Todos estos grupos se caracterizan principalmente por acercarnos a todos los aspectos de la vida cotidiana de la época histórica.

Hablando de literatura infantil y juvenil, lo que más les gusta de las novelas históricas sobretodo es que son obras con aventuras peligrosas, personajes con mucho valor y siempre tienen un final feliz, pero según estudios psicológicos los niños no suelen atender los hechos históricos que se narran en todas estas novelas, por lo que el valor pedagógico de las mismas disminuye enormemente. 

Centrándonos en la que tradición de la novela histórica en el España, solo podemos destacar escasas novelas de Jaime García Padrino. La Guerra Civil fue la época para exaltar dicho género, ya que se utilizaba para influir en los pensamientos de los niños siempre mediante ideas políticas o religiosas.

En otros países europeos la producción fue mucho mayor, estas obras estaban basadas principalmente en temas de castillos y caballerías, aunque también aparece el problema de los hechos verídicos o no. Aunque estas obras se dirigen a niños de 10 y 12 años ofrecen muchos materiales interesantes para edades más adultas provocando que se centren en elementos fantásticos que no por hechos históricos documentados.

Por tanto, es necesario revisar la permisividad que en épocas anteriores se ha concedido y centrarnos sobre todo en valores pedagógicos interesantes para el alumno.

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