El artículo La animación a la
lectura desde edades tempranas de Pedro César
Cerrillo Torremocha expone las causas por las que la lectura no siempre es un
ejercicio de primera necesidad en nuestra vida diaria y del escaso tiempo que
le dedicamos los españoles a este
hábito.
En primer lugar, explica
la diferencia que hay entre información y conocimiento, aclarando que
información es algo externo a nosotros, mientras que el conocimiento es aquello
que creamos en nuestro interior poco a poco de forma estructurada.
A continuación el autor argumenta
que la lectura hoy en día no ocupa el lugar que debe en el tiempo de ocio de
los españoles, pero sin embargo España es el quinto país del mundo en
producción editorial, no correspondiéndose este dato con la baja potencia
lectora del país.
Argumenta que leer no es
una acción que esté de moda, debido a que muchos de los lectores sólo leen textos
instrumentales desde edades muy tempranas, no inculcándose en ellos el hábito y
el gusto por la lectura y la literatura. Explica que pese a que cada día
existen más lectores, no todos lo hacen por enriquecimiento personal y sí por
un objetivo de cumplir con tareas encomendadas a través de los libros
instrumentales. Es decir, existe más una lectura como fuente de información que
como fuente de conocimiento.
En el artículo el autor hace
referencia a que el hábito por la lectura suele crearse en casa y no la
escuela, ya que en ocasiones somos seres imitadores y si vemos en nuestras
casas que nuestra familia lee, imitaremos esa conducta y veremos como algo
normal el leer dentro de nuestros hábitos de vida, convirtiéndose la lectura en
voluntaria y en un actividad cognitiva y comprensiva.
Para finalizar Pedro
César plantea la necesidad de la promoción de la lectura y de su fomento desde
los diferentes ámbitos que existen, ya sean los formales (escuelas y
bibliotecas) o no formales (la familia, los medios de comunicación, los clubes
de lectura, las tertulias literarias o las librerías, entre otros posibles).
Además de la importancia de crear en pleno siglo XXI a lectores críticos y
objetivos, los cuales sepan interpretar, valorar y discriminar los diferentes
tipos de textos, convirtiéndose gracias a la lectura en ciudadanos autónomos y
libres en la sociedad del conocimiento.
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